Por César Arrondo
Nació un 29 de enero del año 1902 en la ciudad de Avellaneda, Provincia de Buenos Aires. Su padre era descendiente de (vascos) y su madre Enriqueta Boffa de (italianos). El hogar de los Larralde era modesto, de trabajadores, pero muy digno y honrado. En ese ámbito, Crisólogo Larralde escuchaba hablar a gente mayor, en su mayoría emigrantes, sobre la revolución y los derechos de los trabajadores, eran esos años de nuestro país, donde el radicalismo había abrazado dos principios para llevar adelante su lucha a favor de los más débiles: La Abstención y la Revolución. En este sentido, se suceden los levantamientos que planificaba Don Hipólito Yrigoyen a principios del siglo XX, cuyo fruto, fue lograr la aprobación en el año 1912, de una Ley que garantizará el voto secreto, obligatorio y universal, norma esta, que posibilitaría la llegada de la Unión Cívica Radical al poder por primera vez, en el año 1916.
La historia del radicalismo continúa, sorteando etapas muy adversas para la vigencia de la República, luego del golpe de estado de 1930. En tal sentido, varias décadas después, más precisamente en de los años 60 y luego de una dolorosa división del partido, fue cuando la Unión Cívica Radical del Pueblo, (UCRP), eligió como sus candidatos a gobernador y vicegobernador a Crisólogo Larralde y Fernando Solá, para las elecciones que tendrían lugar en la Provincia de Buenos Aires, el 18 de marzo de 1962.
Crisólogo Larralde, que había tenido una destacada actuación en la reforma constituyente, logrando integrar al texto constitucional, los derechos de los trabajadores (art.14 bis), se convierte en la figura singular, para acceder a la primera magistratura provincial. Cuentan los cronistas de la época, que Crisólogo Larralde no viajaba mucho durante la campaña, por su delicado estado salud, ya que sus médicos le aconsejaban reposo y descanso.
Así se desarrollo la campaña a gobernador de Crisólogo Larralde y su querido radicalismo republicano y con sentido social. No nos cabe duda, que Larralde eligió un barrio de trabajadores para morir. En este sentido, el comité seccional de la ciudad de Berisso había organizado un acto dentro del programa de la campaña del partido, y la tribuna fue levantada en las calles Montevideo y Guayaquil.
Larralde viajó desde su domicilio en la ciudad de Quilmes hasta la ciudad de La Plata y desde allí luego de realizar una pasada por la avenida 7, donde fue saludado por los vecinos, una caravana de automóviles lo acompañó hasta la ciudad de Berisso. Al llegar lo esperaba una multitud que entusiasmadamente recibió al candidato. A las 22, 45, y cuando subió a la tribuna Crisólogo Larralde, tronaron los aplausos y el grito de la multitud de apoyo al dirigente radical. Su discurso fue vehemente y apasionado, haciendo un análisis socio económico del país. A los 15 minutos de discurso Larralde se desplomó en la tribuna prácticamente muerto y pasada la medianoche fallecería, más allá de las atenciones médicas que intentarlo mantenerlo con vida.
Hoy 51 años después de aquel fatídico 22 de febrero de 1962, los radicales recordarán seguramente su figura, en el mismo escenario, en una ciudad donde la mayoría de nuestros compatriotas son trabajadores, y sería muy importante que su militancia y pensamiento, constituyan los ejes ideológicos que recupere y ponga en valor la Unión Cívica Radical, de cara a su presente y futuro, para de esta manera, hacer realidad una máxima partidaria que da origen al partido de Alem e Yrigoyen: “La causa de los desposeídos”, bandera que enarbolará nuevamente Larralde, como hilo conductor, en esas décadas de tanta convulsión y efervescencia del siglo XX.
Por lo antes enunciado, es que resulta tan necesario para el radicalismo retomar el pensamiento y la acción de Crisólogo Larralde, para volver a ser la fuerza histórica que defienda los derechos de quienes menos tienen, para que estos ciudadanos, puedan ejercer sus derechos, acceder a la educación, defender sus conquistas laborales y constituirse en el motor de una República, que de la mano del trabajo, la educación y la igualdad de oportunidades, inicie un camino de grandeza y progreso, tanto individual como colectivo, para beneficio de todos nuestros compatriotas y en definitiva, de nuestra República Argentina.