El Presidente Illía asumió la Presidencia de la
Nación Argentina, un 12 de octubre de 1963 y fue derrocado por un golpe militar,
el 28 de junio de 1966. Cabe destacar que Arturo Illía fue toda su vida un
ejemplo de honestidad y compromiso con los problemas del país. En tal sentido,
una vez recibido de médico fue a trabajar a la ciudad de Cruz del Eje, como medico de los obreros
ferroviarios, luego de haber sido designado por el entonces Presidente de la
República, Hipólito Yrigoyen.
De su gobierno podemos destacar las siguientes
acciones: la Ley de Medicamentos, la Anulación de los Contratos Petroleros, la
Anulación de los Gastos Reservados, la Defensa de la Soberanía de Malvinas, la
Garantía de las libertades Públicas, la Austeridad Republicana, la vigencia del
Derecho de Huelga, el Salario Mínimo Vital y Móvil, la Política Exterior Soberana y la Solidaridad
con los pueblos más frágiles del mundo, como así también, haber logrado implementar
el mayor presupuesto para atender la Educación (25 %), de toda la historia
constitucional Argentina.
Arturo Illía fue derrocado por un golpe militar
el 28 de junio del año 1966, bajo el falaz argumento de la lentitud de su
gestión y de ser el culpable de posibilitar la infiltración marxista en el
país, especialmente en las universidades nacionales. Lamentablemente ha tenido
que pasar mucho tiempo para que los historiadores, formadores de opinión, como así
también, una inmensa mayoría de los ciudadanos argentinos, realicen una
valoración positiva de su gestión de gobierno y del retroceso que significó
para nuestro país, el golpe de Estado fascista del 28 de junio de 1966, y
particularmente para el sistema universitario nacional.
Illía luchó toda su vida por los derechos de
los más débiles, demostrando a todo un país y a las demás naciones latinoamericanas, que se puede
ejercer el Gobierno de una República, sin dejar de lado los valores éticos y
los principios ideológicos, en este caso, los que le corresponden al sistema
republicano, como la construcción permanente de ciudadanía, y la observancia de
los principios del radicalismo yrigoyenista.
Al Presidente Arturo Illía
le tocó gobernar en un momento muy difícil para el país, sin embargo no dudó en
poner lo mejor de sí para superar los problemas, consustanciado de su formación
austera, su probada honradez y su
espíritu progresista. Además, teniendo presente su ideario, estaba convencido
que había que construir una sociedad, donde se garantice la igualdad de
oportunidades y la movilidad social, lo cual se lograría solamente por medio
del trabajo y la educación de los ciudadanos.
Se cumplen 50 años del comienzo de una gestión
republicana de gobierno, y en tal sentido, sé realizarán muchas reflexiones desde los distintos
espacios del pensamiento de nuestro país, pero más allá de las lógicas diferencias en las opiniones que
se hagan públicas, nadie podrá negar la honestidad, el impulso a la educación y
el conocimiento, como así también, la firme actitud en la defensa de los
intereses de la Nación y de sus ciudadanos, dentro y fuera de nuestro país.
Por lo antes enunciado, creo que el mejor
homenaje que le pueden hacer los militantes y dirigentes del radicalismo, como
así también, todos aquellos ciudadanos argentinos que comulguen con el ideario republicano, será proyectar el ideario de Illía hacia el fututo y realizar una pormenorizada
valoración de su gestión, la cual demostró con hechos, que el ser humano, la
educción, el conocimiento y poner en marcha un país que garantice el ascenso
social por medio de la educación y el trabajo, fue posible con Illía. En tal
sentido, se deberán tomar estos ejemplos cívicos, como una meta lógica para el radicalismo, que
tiene el deber moral de garantizar el funcionamiento de la democracia, para lo cual, deberá prepararse seriamente, para volver a ser
alternativa de poder en la República Argentina.
Prof. César Arrondo
Foro Nacional de Historiadores
De la Unión Cívica Radical
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