A esta altura Balbín se ha convertido en un dirigente importante del partido a nivel nacional con gran firmeza en sus convicciones, su palabra siempre serena, pero contundente, fueron su principal arma para defender los intereses del país, la democracia, y la libertad.
Fue Balbín, protagonista de la recuperación partidaria, de la mano del movimiento Intransigencia y Renovación, llegando a ocupar en 1959, la presidencia de
El derrocamiento de Illía fue un duro golpe tanto para el país, como para el radicalismo y para Balbín. Su lucha constante fue por las Instituciones del país, y a pesar de la dureza de la dictadura de Onganía, Balbín continuó en la búsqueda incansable de recuperar la política y volver al sistema democrático. Balbín decía ya en esa época, que con un solo partido político no alcanzaba, que el proyecto nacional, más allá de los matices debía contener a todos los partidos democráticos del país. En este sentido, el 14 de noviembre de 1970, impulsó la formación de la "Hora del Pueblo". Afirmaba con convicción que será por medio de esta "Herramienta", donde los partidos políticos manteniendo su independencia doctrinaria, convergerán a acuerdos políticos básicos para volver a institucionalizar el país.
Balbín asumió todo lo realizado como protagonista de la historia del radicalismo, poniendo la palabra exacta en momentos de gran confusión, sobre todo para la juventud. En diferentes tribunas, Balbín advertía, a quienes acercaban a los jóvenes soluciones fáciles y apresuradas, como si el fin justificara los medios. La violencia se debe manifestar tan sólo en la palabra decía Balbín. La acción violenta, que en la década del 70 se presentó como solución posible a los problemas del país, escondía un único propósito: terminar con
El último Balbín, es el que perdurará en el imaginario de los argentinos, aquel, que despojándose de sus viejas luchas dio los pasos necesarios para la consolidación de la democracia y las instituciones republicanas del país. En tal sentido "
Balbín sabía que tenía mucho para perder cuando se encontró con Perón, primero en un restaurante, y luego en Gaspar Campos. Pero si bien Balbín perdía algún segmento de votos "antiperonista", ganaba el país, como él decía, cuando los partidos y sus políticos se amigan arriba, es causa lógica que lo mismo pase abajo. En este sentido, Balbín se estaba refiriendo a la vida cotidiana de los ciudadanos, que viendo "Lo Simbólico" del "Abrazo Balbín - Perón", la ciudadanía se reencontraba, no viendo al otro partido, o simpatizante del mismo, como un enemigo sino como un adversario circunstancial en la competencia electoral.
Esta era la forma de aquietar las aguas de abuenar al pueblo y esto no significaba resignar ninguna bandera partidaria.
Este nuevo escenario fue muy favorable para la "nueva democracia", posibilitando la convivencia y que muchos ciudadanos que en otra época por nada del mundo hubieran votado por el radicalismo, lo hicieran, el 30 de octubre de 1983. Y este fue el legado de Balbín, quien más allá de fallecer un 9 de septiembre de
Profesor César Arrondo
Foro de Historiadores de
Bibliografía Consultada:
Ricardo Balbín el Presidente postergado, Adrián Pignnatelli
Ricardo Balbín el radicalismo y la república, Eduardo Giorlandini
Balbín entre Rejas, César Arrondo
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