Se cumple un cuarto de siglo del retorno de la democracia a la Argentina, tras siete años y medio de dictadura militar, período durante el cual la Unión Cívica Radical se constituyó como la reserva moral de la República, preservando los valores de la vida, la libertad, la tolerancia y la justicia. Ese ideario se materializó en la persona de Raúl Ricardo Alfonsín, quien se consagró con el 52 por ciento de los votos en las históricas elecciones de octubre de 1983.
El radicalismo de la ciudad de La Plata llamó a “valorar” esos principios que lideró el carismático líder.
En ese sentido, el titular de la Junta Central radical de la capital bonaerense, Sergio Panella, manifestó: “En esta fecha trascendental para la historia argentina, orgullo de la UCR, venimos a dejar en claro que las banderas del partido siguen bien altas, con la mira puesta hacia el futuro y saludando efusivamente al padre de la democracia, Raúl Alfonsín, un ejemplo de político y mentor republicano de la nueva etapa Argentina abierta en 1983”.
“Quedó demostrado que es un servidor del país, con un profundo respeto de las instituciones y un ejemplo de austeridad en la vida pública”, añadió.
“Cuando transitamos la campaña del 83 con un inusitado fervor militante, cuando capeamos el temporal de una pesada herencia y cuando pese a todos los escollos defendemos uno a uno las preceptos éticos de la UCR, no hacemos mas que cumplir con la tradición de este partido principista y la tarea primordial de militante, que supera a cualquier cargo en la dirigencia”.
Por último, Panella quiso evocar una de las frases más salientes del discurso de Alfonsín proyectado en el acto del Luna Park el pasado 30 de octubre: “Tenemos que querernos más los argentinos, con el esfuerzo común lograremos la forma de encontrar la solución a los problemas”, había exhortado el líder radical. “Ese concepto pinta de cuerpo entero a una figura que trasciende lo meramente partidario y a la que la historia ya le tiene un lugar muy importante asegurado”.
A modo de conclusión, un pequeño texto al que habría que recurrir más asiduamente y el que fue un puntal en la campaña proselitista que llevó al triunfo al hombre oriundo de Chascomús: el Preámbulo de la Constitución Nacional.
Nos, los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino; invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la Nación Argentina.
El radicalismo de la ciudad de La Plata llamó a “valorar” esos principios que lideró el carismático líder.
En ese sentido, el titular de la Junta Central radical de la capital bonaerense, Sergio Panella, manifestó: “En esta fecha trascendental para la historia argentina, orgullo de la UCR, venimos a dejar en claro que las banderas del partido siguen bien altas, con la mira puesta hacia el futuro y saludando efusivamente al padre de la democracia, Raúl Alfonsín, un ejemplo de político y mentor republicano de la nueva etapa Argentina abierta en 1983”.
“Quedó demostrado que es un servidor del país, con un profundo respeto de las instituciones y un ejemplo de austeridad en la vida pública”, añadió.
“Cuando transitamos la campaña del 83 con un inusitado fervor militante, cuando capeamos el temporal de una pesada herencia y cuando pese a todos los escollos defendemos uno a uno las preceptos éticos de la UCR, no hacemos mas que cumplir con la tradición de este partido principista y la tarea primordial de militante, que supera a cualquier cargo en la dirigencia”.
Por último, Panella quiso evocar una de las frases más salientes del discurso de Alfonsín proyectado en el acto del Luna Park el pasado 30 de octubre: “Tenemos que querernos más los argentinos, con el esfuerzo común lograremos la forma de encontrar la solución a los problemas”, había exhortado el líder radical. “Ese concepto pinta de cuerpo entero a una figura que trasciende lo meramente partidario y a la que la historia ya le tiene un lugar muy importante asegurado”.
A modo de conclusión, un pequeño texto al que habría que recurrir más asiduamente y el que fue un puntal en la campaña proselitista que llevó al triunfo al hombre oriundo de Chascomús: el Preámbulo de la Constitución Nacional.
Nos, los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino; invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la Nación Argentina.
“No sigamos a los hombres, sigamos a las ideas”.
Raúl Alfonsín
Raúl Alfonsín
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